jueves, 29 de enero de 2009

soY uN mAChoTe

El domingo pasado me hice daño en el tobillo izquierdo haciendo el monguis en la nieve con mi tabla de snowboard.
Estando ya en casa y una vez que los músculos implicados en el accidente se quedaran fríos, empecé a experimentar un dolor catalogado como "hoy va a ser que no hago el paso del moonwalker de Michael Jackson", que después de un automasaje anatómicamente ignorante a base de crema contra el dolor muscular y un sueñecito reparador, pasó a situarse entre las categorías "cosquillas que no provocan risa" y "moderadamente-mosqueante" en mi escala de dolor particular, en la que el premio gordo se lo lleva "cierre de tapa de piano en las partes" y "maratón de anécdotas de folclóricas con Jose Manuel Paradas".

Secuelas haberlas haylas, y consisten en un bultillo tamaño uva, o uva más bien gorda, justo encima de la susodicha articulación. Sin embargo no he ido a que me lo miren, y ¿por qué? Pues está claro, porque soy un machote.

¿Cuántas veces hemos podido pronunciar esa frase? Vale, quizás no tantas, pero ahora no me vengais con gilipolleces porque seguro que más de uno lo ha soltado en más de una ocasión. Hasta se le hicha a uno el pecho con orgullo cuando lo suelta. ¿Por qué? Pues porque uno se reconoce a sí mismo como machote, cúspide del orgullo de ser hombre. Ele.

Pero ¡OJO! amigos del género masculino, porque ser un machote y segregar altas cantidades de testosterona pueden llevar consigo el desarrollo casi inmediato de una, más bien no cualidad, pero sí característica de la personalidad y el comportamiento. Sí amigos, hablo de la gilipollez. Y no me refiero a la gilipollez tipo:
- "jaaaaaaaaaaaa juas juas juas, yo es que me mondo con tus gilipolleces".

No no, amigos, me refiero a ser gilipollas. Y con convicción, que mira que es difícil. Veamos un par de ejemplos espero que esclarecedores:

SITUACIÓN 1.
Machote. "¿Que no salto yo la zanja esa? Pero si soy un machote, hombre, vas a ver." Y lo que vas a ver casi con toda seguridad y en el mejor de los casos es al machote dejándose algún piño y con fracturas múltiples en el intento de saltar algo que por sus dimensiones no se puede saltar, porque ser machote nubla el sentido de la percepción, la profundidad de campo y de la zanja también, además del sentido común.

SITUACIÓN 2.
Machote. "¿Que no me bebo yo 54 chupitos de tequila? Pero si soy un machote, vas a ver." Aquí se pueden dar dos situaciones, que se los beba o que se quede en el intento; pero es un hecho totalmente irrelevante, porque casi con toda seguridad el machote se despertará al cabo de horas sentado en un WC con los pantalones por los tobillos preguntándose qué ha pasado y sobre todo si sigue siendo machote.

Así que como soy consciente de que cuando un hombre dice “…porque soy un machote” para justificar una acción generalmente es que es gilipollas, me acercaré después al hospitalillo.

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