domingo, 22 de junio de 2008

oRgaNiZAciÓn, pOR faVOr


Pues sí, de vez en cuando no viene mal del todo.

Estoy contento porque hoy he cumplido uno de los objetivos a corto plazo que tenía: darme el primer baño de la temporada en el Leman. Lo de acordarme de dónde aparco el coche lo dejo para más adelante.
Además, a mi par de zapatillas, coche constipado y bonobús, he añadido como medio de transporte una flamante bici marca velomatic, o algo así, que conseguí a fuerza de regatear a un vendedor venezolano del mercadillo de Plainpalais con el que empecé hablando en francés, y con el que terminé hablando en español al ver que ninguno de los dos éramos capaces de decir timbre, al menos sin utilizar onomatopeyas (después me enteré que se dice "sonnerie", o algo así, lo cual es bastante obvio, por cierto).

Pues mi velomatic a ritmo de iPod me ha llevado hoy al lago y a una roca en la que había decidido que me iba a instalar. Al principio había optado por otro pedrusco, pero al ver que se movía un poco cuando me he puesto de pie encima la he dejado tranquila. La de al lado parecía que estaba bien, así que he extendido mi toalla y me intentado tumbar. Esto ha sido buena idea hasta que he sentido una punzada horrorosa en el coxis (a.k.a. hueso cuqui, que es el hueso ese que nadie sabe que existe hasta que te caes más o menos por donde la espalda pierde su nombre y entonces te da por ver las estrellas), fruto de una pequeña pero existente protuberancia del peñasco en cuestión. Esto ha hecho que me viera forzado a idear formas de sortear el bulto tumbándome al mismo tiempo y sin olvidarme de disfrutar, que a eso era a lo que había ido.

Al final sí que he encontrado una forma, pero no ha podido ser no ortopédica. He tenido que repartir el cuerpo en dos rocas, y los ángulos que formaban el tronco con la cabeza a través del cuello, y las piernas con el tronco por medio de la cintura, han sido un tanto inusuales.
Pero hace falta mucho más que una roca que no cumpla la normativa vigente en cuanto a ergonomía para que me venga abajo, ergo al final me he dado mi baño.
Ha habido un par de elementos más que me han incomodado un poco, como las hojas de un arbusto que me hacían cosquillas en una oreja, y un pájaro que me ha sobrevolado durante un rato y que tenía pinta de tramar algo. Un detalle sobre el pájaro: mis conocimientos de ornitología se limitan a distinguir un jilguero de un bote de Cola Cao, pero tenía pinta de halconcillo o aguilucho.

Extrapolando este suceso, o haciendo una regla de tres y sumando la que me llevo, podría decirse que si ya me cuesta organizar mi reposo en una roca, otras tareas más complejas como saber en qué pierna me tengo que rascar si alguna me pica serían imposibles.
Afortunadamente no es el caso.

Muas.


PD. Ayer mi bici (eso blanco con un par de ruedas que se ve) también me llevó a uno de mis sitios favoritos en Carouge con la intención de que me diera un baño, pero la manada de pequeñajos me hizo desistir. Ya se sabe, niños y agua pública nunca fue una buena combinación.
PD2. Me acabo de dar cuenta que sobre todo escribo en los días pares. Lo que es la vida...

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