sábado, 7 de junio de 2008

cAMpO y pLaYA

Si hay algún acontecimiento que sea capaz de hacer parar de trabajar a las 10.000 personas que curramos en el CERN no es, como se podría imaginar, la puesta en marcha del LHC (Large Hadron Collider o Gran Colisionador de Hadrones (esta vez no en cristiano, me temo)), que es el último acelerador de partículas del complejo, sino la carrera anual de relevos del centro.

Aunque ahora mismo gozo de un relativo buen estado de forma, correr 800 metros cuesta arriba a tó meté suena a putada de las gordas, pero en este contexto, rodeado de gente friki y no tan friki y de buen ambiente, se hace muy ameno. Si a eso añades que los dos primeros relevistas de tu equipo no se encuentran y uno de ellos tiene que llamar a voces al otro, que cinco minutos antes de la carrera te presentan al tipo que te va a dar el relevo, que no te acuerdas a quién se lo tienes que dar y que después de todo el evento se habla de todo esto con varias cervezas belgas fermentadas con el único propósito de golpear cerebros, al final te echas unas risas.

Pese a todas estas tribulaciones, un cuarto puesto en nuestra categoría y un decimonoveno del total de setenta y seis equipos, hace que miremos hacia el futuro con optimismo.

PD. La nota triste de la presente edición fue que echamos en falta al protón tamaño calabaza del año anterior.

2 comentarios:

AK dijo...

el de la camiseta roja...
...¿tiene novia?


XD

ghab dijo...

Pues no lo sé, pero precisamente es él a quien conocí 5 minutos antes de la carrera, y quien perdió a nuestro primer relevista...
Pero parecía buen tío. Se lo pregunto.