lunes, 21 de julio de 2008

BueN fiN dE SeMaNA


... pero de los buenos buenos, de los de hacía tiempo que no eran así, y en los que al final acabas haciendo un poco de todo, y encima ese poco de todo gusta. Empezó el viernes con uno de los conciertos gratuítos en el parc Lagrange, habituales en la Ginebra estival, del nada más y nada menos trombonista de la banda de James Brown = funky del muy bueno.
Al concierto, picnic, cervezas y eventual botellón de Cacique le siguió, ya más entrada la noche, una sesión de algo que no merecía llamarse ni reguetón (y lo escribo así, qué pasa) a mano de los DJs y el público más casposos (gracias por la precisión del adjetivo, Alba) de la historia.

El sábado continuó como no puede ser mejor: con sol y a falta de playa, lago. También comenzaron los preparativos para "segunda comida popular", que por mi parte consistieron en la búsqueda casi imposible del pan rallado, que para algunas empleadas del supermercado que está debajo de mi casa es un producto del que jamás han oído hablar pero que yo encontré debajo del mueble de las especias (cabronas!), y haciendo migas con el carnicero de turno porque, seamos francos, cuando a un tío le pides que te corte 70 filetes finitos, una de dos: o haces migas, o te manda a comprar salchichas Oscar Mayer.

Y ayer se celebró la citada "segunda comida popular", hosted by Iván. Segunda porque el año pasado fue la primera, y entre las dos no ha habido otra, y popular, supongo que porque juntarse 24 personas en un piso se merece este calificativo. Éxito de crítica y público, panzada de comer (creo que todavía estoy haciendo la digestión) y borrachera que ha merecido dos cafés nada más llegar esta mañana al despacho.

Y para que se note un poco más el buen fin de semana, mi día de hoy en el trabajo ha pasado con mucha más pena que gloria, y nada de lo que tenía que funcionar lo ha acabado haciendo. La única buena noticia de hoy: una jam session programada para mañana por la tarde con variedad de músicos (guitarra, bajo, batería, saxo y percusión) y a la que no puedo esperar.

Liroleiro.

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