martes, 12 de agosto de 2008

poPuRRí

En los últimos días he empezado a escribir como unas veinte veces veinte cosas distintas (mi cabeza, o mejor dicho, lo que haya dentro, no es ni muy organizado ni muy disciplinado), pero por falta de tiempo no he terminado ni una de ellas. Así que es posible que esta acabe siendo una entrada más a medio terminar almacenada en alguna máquina impersonal de la red de redes... qué cosas...

Sin embargo, mando desde aquí un mensaje tranquilizador a la raza humana en general, y a aquellos de sus miembros más allegados a la cultura literaria en particular, porque:
  • ni con un millón de años por delante y todo el café de Colombia saldría de estos dedos algo que se pudiera catalogar no ya como obra maestra, sino como literariamente pasable, ya que:
    • escribir para mí es el proceso mediante el cual le pongo caracteres del alfabeto castellano a aquello que pienso, sin adornos ni florituras;
    • pienso chorradas, ergo chorradas escribo
  • ¿y qué iba a poner en este segundo punto? Ahá, buena pregunta. Concluyendo, que nadie se pierde nada...
Pero como he empezado hablando del tiempo y me gusta hacer listas, recapacitaré sobre qué es aquello en lo que distribuyo este tan preciado bien, que lo es sin llegar a serlo:

Namber guan. Siempre supe que comprarme una batería después de estar años sin tocar supondría mi ruina. Mis aptitudes sociales han menguado y corro el riesgo de convertirme en una especie de rítmico ermitaño, whatever than means. Y menos mal que directamente he pasado un poco de leer el manual que venía con el bicho y me limito a editar sonidos y tocar en casa, que aunque para mis vecinos no, porque hace más ruido del que pensaba y las paredes de mi casa son igual de gruesas que el canto de un duro, para mí es todo un lujo.
Ahora bien, estoy disfrutando como cuando me regalaron el supercinexin (esto pasó hace mucho tiempo, pero la verdad es que no me importaría mucho ahora, no...) y no podía parar de girar la manivela esa.

Namber tú. A dos metros bajo tierra. Me conozco y esto ya lo veía venir. Pues resulta que la serie está muy bien, y claro, que haya acabado ya de emitirse quiere decir que todos, absolutamente todos los capítulos están disponibles. Y tener una montaña de episodios pendientes de ser vistos entra en conflicto directamente con el deber moral de verlos, que al final gana la partida y acaba quitando tiempo.
Voy por la cuarta y penúltima temporada, y estoy en mitad de una muerte misteriosa misteriosa. A tope. Sólo espero terminarla antes de que dentro de poco otras series a las que estaba enganchadillo, Lost y Heroes, empiecen a ser emitidas de nuevo.

Namber zrí. Dormir. Duermo poco, bastante menos de lo que me gustaría, aunque me he acostumbrado y mi cuerpo funciona bien; pero eh, no pienso prescindir de ello, que me hace falta.
Y esto es más o menos todo.

Muy desafortunadamente, en esta sociedad las prisas y la carencia de tiempo es algo que está a la orden del día. Parece sensato entonces contribuír al bien de los individuos que la integramos facilitando un poco las cosas y desarrollando productos fascinantes que se adapten a nuestro ritmo de vida.
¿De qué hablo? Sé que lo estais pensando amigos... Nunca más una vida alejado de lo auténtico. Hoy he descubierto la sopa minestrone al punto de aceite de oliva, y todo esto en un sobre.
Es fascinante... te venden un sobre con vete tú a saber qué polvillos y cosas deshidratadas dentro, tú hierves un poco de agua en un recipiente, lo viertes ahí, y a los 5 minutos te estás comiendo una sopa que está de puta madre. ¿Hay algo más fácil y rápido? No se me ocurre nada.

Prosiguiendo con el popurrí, en estos días de crisis e incertidumbre reafirmo, y que nadie se me enfade, que ser gay está de moda. De hecho no veo ningún motivo para que alguien se enfade por esta declaración, pero hay gente que se toma las cosas muy mal...
A lo que iba; no hay que fijarse mucho para darse cuenta de que se ve en la gente, en la ropa, en la moda, en los muebles, en la actitud de las personas. Y que quede claro que yo no tengo nada en contra, ni mucho menos, pero que nadie me lo discuta porque manda cojones que vaya a una tienda de música para comprar un atril y el modelito que tienen resulta que es lila. No violeta, no. Lila. Eso sí, queda bien en mi habitación naranja.

Cambio y corto.

PD1. Imperdonable que no haya leído nada de este hombre.
PD2. Qué grandes!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

si voy y tu bateria me quita protagonismo te la tiro por la ventana en un momento de descuido!!!
jiji

Anónimo dijo...

Bueno, es verdad que la literatura siempre tiene algo de floritura, pero habría que diferenciar entre escritores algo "floritureros" y los que son directamente jarrones de la dinastía Ming, je, je.

Por cierto, lo que hice yo fue comprarme una batería electrónica, aunque el bombo también hace su ruido.

Por cierto -segunda vez-, para ser un "escribe-chorradas", las escribes demasiado bien. No cuadra.

Saludos.