lunes, 15 de septiembre de 2008

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Pues sí... acabé con "A dos metros bajo tierra". Marta y Linda "me interrumpieron" vilmente mientras veía el final del último capítulo (aunque con visitantes como ellas no importa), lo que impidió que me liberara del nudo emocional que se me quedó no ya en la garganta sino en todo el cuerpo al ver el mejor final de todos los tiempos en una serie. Ni siquiera el A-Team, quién lo iba a decir.

Sobra decir que lo volví a ver al día siguiente y lloré como un Magdaleno.
Una serie que engancha desde el primer capítulo, con unos personajazos (esa madre, chorro de emociones post-menopáusicas) a los que acabas queriendo inevitablemente. Pero creo que lo que más me ha gustado de la serie es que trata de la vida, así de simple, y así de complicado al mismo tiempo. Quizás alguna situación un tanto excepcional en algún capítulo, pero bien mirado son cosas que nos pueden pasar a todos. Personajes y episodios llenos de alegrías, dudas, miedos, tristezas a veces y sobre todo de muchas emociones.

Una serie que recomiendo desde aquí a todo el mundo que no la haya visto, y a quien haya podido disfrutar de ella, que vuelva a ver el último capítulo, con ese final emocionalmente ecléctico, entre triste y esperanzador, que contiene ya no pinceladas, sino brochazos sentimentales tan propios de la vida y la muerte mismas.

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